sábado, 16 de agosto de 2014

Sistema Inmunológico

Tema 7

6.  SISTEMA INMUNOLÓGICO
El hombre  dispone del Sistema inmunológico para destruir los agentes extraños o antígenos. Este sistema es  el  responsable  de  la conservación del «yo biológico».
Antígenos, son elementos que, introducidos en el organismo, inducen una respuesta inmune especifica, por ejemplo la producción  de  anticuerpos.  Los  antígenos  (Ag)  pueden penetrar  en el organismo  por  vía  respiratoria,  digestiva  o  cutánea.  Los  antígenos  más frecuentes son proteínas como las que se encuentran en ciertos componentes de virus, bacterias, protozoos, hongos,  parásitos, toxinas  y  venenos  de  tamaño  suficiente  y compos, con apropiada,  los tumores  y  las  células neoplásicas,  los  trasplantes  y  las  células o  moléculas transfundidas  de animales  no  idénticos genéticamente.
Los  antígenos  pueden  ser  reconocidos  por  sus  respectivos  anticuerpos  mediante una  sene  de pruebas  inmunoserológicas,  las  que  se  emplean  para  el  diagnóstico  de enfermedades producidas por  bacterias,  virus,  hongos  y  parásitos.


6.1  Componentes del  Sistema Inmunológico
El  sistema  inmunológico  consta  de  seis  componentes  principales,  tres  de  los  cuales son diferentes  tipos  de  células  y  los  otros  tres,  son  proteínas  solubles  Estos  seis componentes pueden  encontrarse  en  la  sangre,  en  la  linfa  y  en  los  fluidos  biológicos.

A.  Células: granulocitos, monocitos y linfocitos
En los mamíferos, son  producidas por la médula ósea.  Las tres categorías de células inmunológicas son  granulocitos  (neutrófilos),  monocitos/macrófagos  y  linfocitos.
Los  granulocitos  son  las  células  con  núcleo  más  abundantes  en  la  sangre  Estas células fagocitan  los  antígenos  que  penetran  en  el  cuerpo,  sobre  todo  si  estos antigenos  han  sido recubiertos  por  anticuerpos  (ínmunoglobulinas).  Una  vez ingeridos,  los  antígenos  suelen  ser destruidos  por  las  potentes  enzimas  de  los granulocitos.

Los  monocitos  constituyen  un  pequeño  porcentaje  de  las  células  sanguíneas; cuando  se encuentran  localizados  en  los  tejidos,  experimentan  cambios  físicos  y morfológicos,  y reciben el nombre  de  macrófagos.  Los  monocitos  también  ingieren sustancias  extrañas,  interaccionan con las  Ínmunoglobulinas  y  contienen  enzimas potentes dentro de su citoplasma. Sin embargo, los monocitos alteran a los antígenos, haciendo  que  la  respuesta  inmune de  los  linfocitos, sea más fácil y  más  eficaz.
En  algunos  aspectos,  los  linfocitos  son  las  células  más  importantes  del  sistema inmunológico. Existen  dos  tipos  de  linfocitos:  los  linfocitos  B  y  T.  Los  linfocitos  B maduran en la médula ósea y después de una exposición al antigeno se transforman en  células plasmáticas,  que  son  las únicas  que  producen  anticuerpos  (proteínas denominadas Inmunoglobulinas)  por  lo  cual  son responsables  de  la  Inmunidad Humoral.

Los linfocitos T, maduran en el timo y son responsables de la Inmunidad Celular es decir, atacan y destruyen  directamente  a  los  antígenos  (Linfocitos  T  asesinos); suprimen  la  respuesta inmunológica  global  (Linfocitos  T supresores)  y  amplifican y  regulan  a  los  otros componentes del  sistema inmunológico  (Linfocitos T cooperadores).  Los  linfocitos secretan gran  variedad  de proteínas  o citoquinas.  Los linfocitos  T  constituyen  el  70%  de  todos  los linfocitos.
Los linfocitos  T y los  linfocitos  B  tienen  la  capacidad  de  recordar,  desde  e!  punto de vjsta bioquímico,  una  exposición  previa  a  un  antígeno  específico;  de  manera  que  si la  exposición es repetida  puede producirse  una  destrucción  más  rápida  del  antígeno (memoria inmunológica).
Las células  del sistema  inmune  se  encuentran  en  los  ganglios linfáticos (componentes del Sistema linfático), el bazo,  las amígdalas palatinas y el apéndice.

B.  Proteínas:  Anticuerpos, citoquinas y  proteínas  del  complemento 
Se encuentran en mayor concentración en el plasma sanguíneo. Los anticuerpos o inmunoglobulinas  se  combinan  de manera  específica  con  un tipo de antígeno  y contribuyen  a su  eliminación.

Las  citoquinas  son  compuestos  solubles,  responsables  en gran parte de la regulación de la respuesta inmunológica.  Si son secretadas por  los  linfocitos, reciben  denominan el  nombre  de linfoquinas;  si  son  secretadas  por  los  monocitos, se denominan monoquinas.  Algunas citoquinas amplifican  o  incrementan  una respuesta inmunológica  que  está  en  curso,  otras hacen  que  las células  proliferen, y otras pueden  suprimir  una  respuesta  inmunológica  en funcionamiento.

Las  proteínas  del  complemento  forman  una  familia  de  compuestos, que junto con las inmunoglobulinas,  actúan  para  propiciar  una  respuesta  inmunológica adecuada.
Una  vez que  un  anticuerpo se  une específicamente a  su  antígeno,  las  proteínas complemento pueden  unirse  al  complejo  formado , facilitando  que  las células inmunológicas lleven a cabo la fagocitosis o causen la lisis de  las células  infectadas.

Esta  inmensa  diversidad,  la  capacidad  de  recordar  (memoria  inmunológica),  la especificidad de la  respuesta  inmune  y  la  capacidad  sui  generis de  discriminar entre  lo  propio  y  lo extraño  son características  propias  del  sistema  inmunológico.

6.2.  La  Respuesta Inmunológica
Los  seis  componentes  del  sistema  inmunológico  actúan  como  un  todo  para desarrollar una respuesta  inmunitaria  eficaz.  El  proceso  básico  es  el  siguiente  (Fig.  7.12): cuando  un antígeno patógeno,  por ejemplo  una  bacteria,  consigue  superar la  primera  línea de defensa del cuerpo,  por ejemplo la piel, es detectado y atacado por los granulocitos y los monocitos.  Si  no  es la  primera vez  que  ese  antígeno  ingresa,  lo  más  probable  es  que  ya existan  anticuerpos que lo  ataquen  y neutralicen,  ayudados  por  las  proteínas  del complemento.

Los  fagocitos que han ingerido al Ag. interaccionan con los linfocitos T cooperadores, estos activan rápidamente  a  los  linfocitos  T  asesinos o a los linfocitos B  y  como consecuencia  estos últimos se  diferencian  en  células  plasmáticas  o  plasmocitos  muy especializados  en  la producción  de anticuerpos  contra  el  Ag.  invasor.  Si  todo  funciona,  el sistema  inmunológico supera  a  la bacteria,  de manera que  la  enfermedad  está  bajo  control, en  este  momento  se ponen en funcionamiento  mecanismos  autorreguladores  supresores que  detienen  la  respuesta inmunológica;  las  citoquinas  tienen  gran  importancia  en  este proceso  supresor.  Cuando  la infección  ha  llegado  a  su  fin  una  parte  los  linfocitos  B  ahora llamados células memoria, quedan  circulando en  la sangre.  La  próxima vez que el  antíqeno ingrese  al  cuerpo  las  células memoria  producirán  anticuerpos  para  destruir  el  antígeno.
Si  el  sistema  inmunológico  no  está  autorregulado  de  una  manera  adecuada  se pueden originar otras  enfermedades  de  naturaleza  inmunopatológica  como  artritis reumatoidea,  lupus eritematoso,  vitÍligo,  psoriasis,  alergias,  etc.

Las  mmunodeficiencias  congénitas  (primarias)  o  adquiridas  (secundarias) impiden una adecuada respuesta inmune y exponen al organismo a una serie de agentes patógenos y oportunistas,  varian desde  anormalidades  beniqnas  hasta  deficiencia severas incompatibles  con la  vida.  En  los últimos  años,  la  inmunodeficiencia que ha atraído mayor atención ha sido el síndrome  de inmunodeficiencia adquirida  (SIDA)  producida  por  el  Virus de la Inmunodeficiencia  Humana (VIH).



Sistema Inmunológico Humano



Referencia:
https://www.youtube.com/channel/UClZIQMB4198jFAs7Kq4Whlw

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