Tema 7
6. SISTEMA INMUNOLÓGICO
El hombre dispone del Sistema inmunológico para destruir los agentes extraños o antígenos. Este sistema es el responsable de la conservación del «yo biológico».
Antígenos, son elementos que, introducidos en el organismo, inducen una respuesta inmune especifica, por ejemplo la producción de anticuerpos. Los antígenos (Ag) pueden penetrar en el organismo por vía respiratoria, digestiva o cutánea. Los antígenos más frecuentes son proteínas como las que se encuentran en ciertos componentes de virus, bacterias, protozoos, hongos, parásitos, toxinas y venenos de tamaño suficiente y compos, con apropiada, los tumores y las células neoplásicas, los trasplantes y las células o moléculas transfundidas de animales no idénticos genéticamente.
Los antígenos pueden ser reconocidos por sus respectivos anticuerpos mediante una sene de pruebas inmunoserológicas, las que se emplean para el diagnóstico de enfermedades producidas por bacterias, virus, hongos y parásitos.
6.1 Componentes del Sistema Inmunológico
El sistema inmunológico consta de seis componentes principales, tres de los cuales son diferentes tipos de células y los otros tres, son proteínas solubles Estos seis componentes pueden encontrarse en la sangre, en la linfa y en los fluidos biológicos.
A. Células: granulocitos, monocitos y linfocitos
En los mamíferos, son producidas por la médula ósea. Las tres categorías de células inmunológicas son granulocitos (neutrófilos), monocitos/macrófagos y linfocitos.
Los granulocitos son las células con núcleo más abundantes en la sangre Estas células fagocitan los antígenos que penetran en el cuerpo, sobre todo si estos antigenos han sido recubiertos por anticuerpos (ínmunoglobulinas). Una vez ingeridos, los antígenos suelen ser destruidos por las potentes enzimas de los granulocitos.
Los monocitos constituyen un pequeño porcentaje de las células sanguíneas; cuando se encuentran localizados en los tejidos, experimentan cambios físicos y morfológicos, y reciben el nombre de macrófagos. Los monocitos también ingieren sustancias extrañas, interaccionan con las Ínmunoglobulinas y contienen enzimas potentes dentro de su citoplasma. Sin embargo, los monocitos alteran a los antígenos, haciendo que la respuesta inmune de los linfocitos, sea más fácil y más eficaz.
En algunos aspectos, los linfocitos son las células más importantes del sistema inmunológico. Existen dos tipos de linfocitos: los linfocitos B y T. Los linfocitos B maduran en la médula ósea y después de una exposición al antigeno se transforman en células plasmáticas, que son las únicas que producen anticuerpos (proteínas denominadas Inmunoglobulinas) por lo cual son responsables de la Inmunidad Humoral.
Los linfocitos T, maduran en el timo y son responsables de la Inmunidad Celular es decir, atacan y destruyen directamente a los antígenos (Linfocitos T asesinos); suprimen la respuesta inmunológica global (Linfocitos T supresores) y amplifican y regulan a los otros componentes del sistema inmunológico (Linfocitos T cooperadores). Los linfocitos secretan gran variedad de proteínas o citoquinas. Los linfocitos T constituyen el 70% de todos los linfocitos.
Los linfocitos T y los linfocitos B tienen la capacidad de recordar, desde e! punto de vjsta bioquímico, una exposición previa a un antígeno específico; de manera que si la exposición es repetida puede producirse una destrucción más rápida del antígeno (memoria inmunológica).
Las células del sistema inmune se encuentran en los ganglios linfáticos (componentes del Sistema linfático), el bazo, las amígdalas palatinas y el apéndice.
B. Proteínas: Anticuerpos, citoquinas y proteínas del complemento Se encuentran en mayor concentración en el plasma sanguíneo. Los anticuerpos o inmunoglobulinas se combinan de manera específica con un tipo de antígeno y contribuyen a su eliminación.
Las citoquinas son compuestos solubles, responsables en gran parte de la regulación de la respuesta inmunológica. Si son secretadas por los linfocitos, reciben denominan el nombre de linfoquinas; si son secretadas por los monocitos, se denominan monoquinas. Algunas citoquinas amplifican o incrementan una respuesta inmunológica que está en curso, otras hacen que las células proliferen, y otras pueden suprimir una respuesta inmunológica en funcionamiento.
Las proteínas del complemento forman una familia de compuestos, que junto con las inmunoglobulinas, actúan para propiciar una respuesta inmunológica adecuada.
Una vez que un anticuerpo se une específicamente a su antígeno, las proteínas complemento pueden unirse al complejo formado , facilitando que las células inmunológicas lleven a cabo la fagocitosis o causen la lisis de las células infectadas.
Esta inmensa diversidad, la capacidad de recordar (memoria inmunológica), la especificidad de la respuesta inmune y la capacidad sui generis de discriminar entre lo propio y lo extraño son características propias del sistema inmunológico.
6.2. La Respuesta Inmunológica
Los seis componentes del sistema inmunológico actúan como un todo para desarrollar una respuesta inmunitaria eficaz. El proceso básico es el siguiente (Fig. 7.12): cuando un antígeno patógeno, por ejemplo una bacteria, consigue superar la primera línea de defensa del cuerpo, por ejemplo la piel, es detectado y atacado por los granulocitos y los monocitos. Si no es la primera vez que ese antígeno ingresa, lo más probable es que ya existan anticuerpos que lo ataquen y neutralicen, ayudados por las proteínas del complemento.
Los fagocitos que han ingerido al Ag. interaccionan con los linfocitos T cooperadores, estos activan rápidamente a los linfocitos T asesinos o a los linfocitos B y como consecuencia estos últimos se diferencian en células plasmáticas o plasmocitos muy especializados en la producción de anticuerpos contra el Ag. invasor. Si todo funciona, el sistema inmunológico supera a la bacteria, de manera que la enfermedad está bajo control, en este momento se ponen en funcionamiento mecanismos autorreguladores supresores que detienen la respuesta inmunológica; las citoquinas tienen gran importancia en este proceso supresor. Cuando la infección ha llegado a su fin una parte los linfocitos B ahora llamados células memoria, quedan circulando en la sangre. La próxima vez que el antíqeno ingrese al cuerpo las células memoria producirán anticuerpos para destruir el antígeno.
Si el sistema inmunológico no está autorregulado de una manera adecuada se pueden originar otras enfermedades de naturaleza inmunopatológica como artritis reumatoidea, lupus eritematoso, vitÍligo, psoriasis, alergias, etc.
Las mmunodeficiencias congénitas (primarias) o adquiridas (secundarias) impiden una adecuada respuesta inmune y exponen al organismo a una serie de agentes patógenos y oportunistas, varian desde anormalidades beniqnas hasta deficiencia severas incompatibles con la vida. En los últimos años, la inmunodeficiencia que ha atraído mayor atención ha sido el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA) producida por el Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH).
Sistema Inmunológico Humano
Referencia:
https://www.youtube.com/channel/UClZIQMB4198jFAs7Kq4Whlw
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